Tengo muchos anillos. Me gustan, grandes, chiquitos, para el dedo medio, el anular, el meñique. Incluso tengo uno para el dedo gordo. Algunos son de madera, de piedra, de metal. Con piedras, sin piedras. Algunos son nudos, tengo un moño, también tengo una flor que abarca cuatro dedos. Hay otro que es una mariposa. En varios colores, los colores del arco iris y más. Dorados casi no tengo, el problema ahí, es que si no son de oro, los despinto. Despinto todo lo que esta chapeado, y termino con tonos verdes, cafés y demás manchas en mis preciosos deditos. A veces pienso que mi piel es tóxica. O que soy como aquella chica de una canción que decía que tenía veneno en la piel, y el que la toca se queda con el…
En fin, hay anillos especiales, uno que me regalo mi abuela. Dos perlas en una montura plateada que las envuelve como una ola. Es muy lindo. Hay otro para el dedo meñique, bueno ahora, en realidad ese me lo regalo mi abuelo cuando era una niña, para el dedo de los anillos. Ahora me queda en el meñique. Tiene un solitario rosa, de vidrio, montura de plata y si lo ves de lejos parece un corazón. No creo que sea muy caro, pero me lo dio mi abuelo y me siento chiquitita cada que me lo pongo. Hay otro que parece racimo de uvas, montura dorada. Tengo unos de tela que parecen florecitas, esos me los regalo mi mamá, y son de los que me dejan verde el dedo. Leí por ahí que es que soy alérgica al níquel con que los hacen; uno rosa y el otro verde aqua. Tengo algunos que si realmente supieran porque los tengo me tacharían de ñoña, fangirl y sentimental, así que no les diré que tengo anillos que se parecen a los que se intercambian en algunas series de televisión. Uno de ellos es un claddagh y lo amo. El otro es un semanario de plata que perdí en un baño. Desde entonces no me quito los anillos para lavarme las manos. Ya les dije un par, ahora vayan y averigüen de donde son. Yo los seguiré usando como un secreto a voces. El que sabe, sabe; y el que no, ni se lo imagina. Seguiré disfrutando los pequeños secretos que guarda cada uno cada que me los pongo.