Epitafios

Bueno, en realidad no son… ajajaja. No están escritos en verso ni nada. Pero sería padrísimo que Megami muriera de alguno de estos modos:
  • Pobrecilla, la mataron con una Avada Kadabra.
  • ¿No supiste? Se la comió un dinosaurio.
  • Qué pena, estaba montando su unicornio y se cayó.
  • Sí, se perdió en una anunciadora.
  • Fue horrible, tuvo un accidente con su sable laser (o espada samurái).
  • Dicen que la aplasto un transformer.
  • No hombre, pobre, se perdió en Mordor.
  • Desapareció con el vecino Totoro. No la hemos visto desde entonces.
  • Sí, dicen que se convirtió en vampiro y anda acosando chicos guapos.
  • Se fue montada sobre el lomo de Aslan.
  • No sobrevivió al enfrentamiento final con Piccollo.
  • Su armadura dorada no la pudo proteger.
  • Se desapareció en una caja azul que decía POLICE.
  • Ella estaba muy bien, pero todo cambio cuando la nación del fuego ataco.
  • Se tomó una píldora roja y no la hemos visto desde entonces.

Disculpa

Hola mis queridos dos lectores,
Si, si, ya se. Los he tenido súper abandonados. ¡Pero tengo motivos!  Antes de que salgan con picos y antorchas a prenderle fuego a mi casa, déjenme contarles. Resulta que van a publicar uno de mis hijos este año, y como se queda en continuación, me han pedido terminar la segunda parte para que los lectores no se mueran esperando el libro. Entonces mucho del tiempo dedicado para el blog, está dirigiéndose al libro. Ya les contare más detalles en cuanto me avisen de la editorial y hare otro comercial. Por lo tanto, tratare, tratareeeeeeeeeeeeeee, de seguirles poniendo algunas historias cortas que divagan por mi mente. Un saludo apretado y ya saben que espero que me compren al menos dos libros.

Dos abrazos, para mis dos lectores.

Escribir

A veces cuando escribo y voy a la mitad de algo me doy cuenta de que no es a donde quería llegar. Y lucho contra el instinto de borrar todo. Así le hacia antes, tiraba paginas y paginas llenas de palabras y de tachones. Pero ahora que tomo mas en serio esto de escribir, me gustaría rescatar aquellas historias a la mitad, aquellos personajes que apenas nacieron unos minutos y luego murieron en el fondo de un bote de basura o terminaron como depositarios de un chicle masticado.
A lo mejor ahora podría hacer sentido de ellos, sus vidas y sus historias. A veces me sorprende encontrar el principio de una historia épica como de película en algun escrito viejo que desentierro de algun folder lleno de papeles y que en aquel momento me pareció absurda y cursi. Casi siempre todo lo que escribo me parece cursi. Me doy cuenta de que tenía influencias fuertes como los videojuegos y su manera de contar las historias, me doy cuenta como me influenciaba mucho lo que estaba leyendo y ese estilo de redacción. Tengo un pedacito de una historia que parece sacado del señor de los anillos, no por que se trate de elfos y enanos, si no por la redacción. Ese tono omnisciente que te da la idea de que aparte de que el narrador lo sabe todo, ese todo vendra a patearte en el trasero en algunas paginas. 

Ahora pienso en todos esos mundos que hay en mi cabeza: Hay un lugar donde los perros hablan y tienen familias y problemas de personas, hay un lugar que es exactamente igual a este, pero la magia existe, existe uno en donde se puede viajar a la velocidad de la luz y visitar diferentes planetas; hay otro donde los monstruos son tan reales que habitan con los humanos y no solo eso si no que son casi parecidos a ellos, por lo que nos es muy difícil reconocerlos; hay otro lugar donde los androides con forma humana acaban de ser descubiertos, se puede viajar en el tiempo y la clonación es cosa de todos los días; existe otro lugar donde no pasa el tiempo y todo es como lo recuerdo de cuando era pequeña. En ese lugar vive una muchacha que a pesar de todo lo malo, escoge sonreír todos los días. Y así como en ella, pienso en todos los personajes que viven dentro de mi mente y juegan ahí. Juegan hasta que crecen tanto que tienen que salir al mundo real. Pero como no tienen forma física, toman la forma de las palabras, la forma que yo creo que les doy, pero que en realidad ellos ya tenían y solo me toman prestada para salir.
Creo que eso es algo que nos frustra un poco a los que escribimos. Que tenemos una idea en la mente, y cuando le damos permiso de salir cobra vida propia, y se mueve y se transforma y cambia y perdemos el control. Creemos que somos dioses de nuestra creación, cuando en realidad solo somos uno de esos mil monos con una de esas mil maquinas de escribir.

Saluditos

Hola mis queridos dos lectores,

Hubo un gran bache de publicaciones este año, jijiji. A veces la vida laboral se entromete en la vida real. Si, para Megami el internet y su blog y demás es la vida real. Hace poco discutía con otro escritor sobre la realidad de las vidas que vivimos y porque la que tiene el trabajo remunerado y las interacciones con gente desagradable la consideramos la real y las otras no. En fin, esas pláticas que tiene uno sobre como arreglar el mundo y otros temas metafísicos.

El caso es que el trabajo de investigación me absorbió más tiempo del que debería. Pero me complace informarles que ya hemos pasado esa horrible curva de aprendizaje y ahora regresamos a una tan ansiada normalidad. Y por normal me refiero a que habrá más posts, bueno no más, pero si regresamos a uno cada semana y si todo sigue bien tal vez incrementemos a dos por semana. Probablemente no todos de ficción, alguno que otro como este o de reseñas como hace mucho tiempo.

Quisiera poner cosas de las que ando trabajando, pero creo que eso mejor en otro blog. Jajaja. En fin.

Gracias mis queridos dos lectores, por quedarse conmigo en estas épocas difíciles. Y espero que sigan conmigo cuando por fin me publiquen mis libros. Y sobre eso, luego les cuento porque hay sorpresas!!

Se les la quiere 🙂
Megami

Don Gato

Este gato había viajado por todo el barrio. Conocía muchas gatitas y buscaba solo una que llenara su corazón. Desafortunadamente no la había encontrado. Cada día y noche seguía con su vida de gato: comía, dormía, perseguía ratones jugaba con pelusas, afilaba sus uñas y se fijaba en las gatitas a su alrededor.
Siempre había un pero, ojos muy juntos, muy separados, cola muy corta, muy larga, bigotes, color de pelo, tipo de maullido, que si platicaba mucho, o muy poco, superficial, profunda, inteligente, tonta… nada le satisfacía.
Entonces fue cuando pensó que su gata perfecta no estaba por ahí. Sino en algún otro lado, en otro barrio, en otro país. Así pues se despidió de sus amigos y familia y salió a buscar lo que le hacia falta en su corazón. Conoció nuevas comidas, nuevas maneras de comer, de dormir, de perseguir ratones, de jugar con pelusas, de afilarse las uñas, de maullar y claro, nuevas gatas. Pero ninguna cumplía con sus deseos, con su imagen perfecta.
Regreso por fin a su casa, a su barrio. Y al compartir sus aventuras muchas gatitas le consideraron un buen partido. Un gato de mundo, sabio pero sencillo.  Sin embargo el no se intereso por ninguna de ellas.
La situación lo tenia preocupado. Por las noches pasaba horas pensado en donde estaba esa gatita. En sus pensamientos aquella gatita era blanca, reluciente, su cola era del tamaño justo y flotaba en el aire de un lado a otro mostrando que estaba contenta de verlo.  Su maullido suave y coqueto le llenaba, era un animal fino y elegante pero con el que podía hablar de todo y nada. Que además compartía sus gustos, aunque no todos, un felino que sacrificaría cosas por el así como el lo haría por ella.
Esa visión lo llenaba, de día, de noche, en sueños, despierto. Y al compararla con la realidad nada llegaba a parecérsele, excepto… La luz clara de la luna y las estrellas que lo bañaban todas las noches. Eso tenia que ser, que su gatita perfecta no estaba en esta tierra, estaba en la luna. Esa era la única respuesta. Era por eso que el no la encontraba. Así, el salía todas las noches a ver la Luna, le maullaba llamando a su amor. Cada noche de cada día de cada semana de cada mes por muchos años la llamo y la llamo.
Sus amigos le vieron consumirse por un amor que no existía, un amor platónico que jamás se haría realidad. Dejo de hacer cosas por llamarle, por buscarle cada noche. Dormía mientras los demás vivían y el vivía para cantarle a la Luna. Algunos trataron de convencerlo pero nadie lograba entenderlo. Entender que el prefería morirse buscando su sueño que conformarse con una realidad a medias.