Ludita

—¿Por qué tienes esa cara de idiota?
—Así me veo cada que pienso en tu mamá.
—Eres un pendejo. ¿Dónde está mi avance?
—Aquí. —Le enseño el teléfono.
—¿De cuando acá tan tecnológico? Si a ti te caga la tecnología.
—Juan Pablo, no me dio tiempo de imprimir.
—Ah, fuiste la peda que te dije. Muy bien cabrón. Seguro te conseguiste una /amiguita/.
—Wey, neta, tú eres el pendejo.
—Tu empezaste, y nunca me respondiste porque la cara de idiota y dónde está mi avance.
—Si necesitas saber, pinche metiche, si fui a tu fiestecita y me quede dormido. Mi hermana, que pasó a recogerme… Muchas gracias por mandarme el carro solo a dejarme…
—No Mamés, ya puedes pedir un carrito.
—¡No es el punto! En todo caso, mi hermana pasó por mi me llevo a su casa, con mi sobrino enfermo. No dormí mucho y me quede dormido hasta que ella me habló.
—¿Ella?
Le cuento la historia y lo noto incrédulo. Siempre que termino una idea, puedo ver sus ganas de decirme algo pero se detiene, para que termine de complementar mis ideas. Al final, cuando le digo que le colgué sin dejarla hablar suelta un silbido.

—No mames. A ver el teléfono.

Se lo muestro, el fondo de pantalla es una de esas niñas mágicas de anime, fondo negro, pelo gris, vestido de /Lolita/ con una espada increíblemente grande para ella.

— No mames —se ríe—, tú todavía tienes el fondo de pantalla que venia de fábrica. ¡Y este ya cambió! Por lo que me cuentas, te van a matar en la siguiente llamada.
—¡Cállate el hocico!
—¿Y mi avance?
—Préstame eso.

Le quito el teléfono y sigo las instrucciones que me dio Mireya. En unos segundos aparece mi manuscrito en la pantalla del teléfono y se lo entrego. Mi editor comienza a leer el material.

— Wey, necesito que todo lo que quieras que haga me lo mandes al teléfono.
—Chinga, ni me se este numerito que traes ahora.
—¡A este no, idiota! Al mío. Márcame y déjame recados.
— Ah, ya te entendí. Que perro mi amigo.

Juan Pablo sigue metido en su revisión, en cualquier momento salimos a Madrid. Lo veo que saca su celular y marca a alguien.

—¿Quien habla? —se escuchan balbuceos del otro lado— ¡Órale!, que bueno que este que se contrató una asistente. Oye, le puedes decir por favor qué le deje marcadas un montón de correcciones y que necesito respuesta lo más pronto posible. Gracias, chula.

¡Me van a matar en la siguiente llamada!

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