Lo he intentado. He buscado y he fallado. Un buen día, lo mandé todo al diablo y decidí que eso de la media naranja no era lo único, ni lo más importante. Limpié lo que pude y empecé de nuevo; pero la página está ya tan borroneada, llena de tachones y manchas, que decidí mejor comenzar un collage.
Así, armé una vida nueva en la que era feliz. No me faltaba nada, y compartía esta nueva página con quien quisiera acercarse. Encontré calma, encontré alegría y también encontré otros desaguisados. Todo estaba bien, hasta que llegaste tú.
Esto es un desastre, no sabía que uno mismo puede destrozar tan fácilmente lo que tanto le costó construir. Llenaste de colores brillantes mi vida, y, al mismo tiempo, la pusiste de cabeza. Quieres que seamos amigos, buen intento; no me interesa tu amistad. Me enamoré y eso no es un error, aunque esté sola en la relación. Me la paso pensando en que, tarde o temprano, tendré que empezar un nuevo collage, ya sea por que estés conmigo, y lo llenes de cosas nuevas y maravillosas; o porque no estés, y tenga que averiguar la manera de comenzar una vez más.
Me has ayudado a construir cosas, sacas una mejor versión de mí misma al mundo, y, sobre todo, me has ayudado a entender que no te necesito. Pero sí te necesito, ¿me explico? Nos veremos un rato por la noche, ¿será posible que sea la primera de muchas? ¿De toda la vida? ¿Que tan lejos tengo que ir para encontrar lo que soñé?
Sé el último, sé mi último.